Cuando la luz no tiene donde ir, igual que la mente, escapa, se cuela por las pequeñas rendijas del cerebro y navega sin límites, excede lo físico para conectarse con lo inmaterial, que en si mismo es la propia luz.

La cámara que captura lo que el ojo ve, la mano que plasma lo que la mente observa. Esta luz se materializa, haciendo posible un encuentro físico. En un viaje que se concentra en mostrar lo abstracto.

En esta exposición vemos la obra del fotógrafo alicantino Carlos Balsalobre y el pintor mexicano Dennis Miranda, que nos muestran su exploración interior con la percepción del mundo exterior delimitada por formatos, que aunque diferentes convergen en la búsqueda de la luz, o la falta de ella.